miércoles, 20 de mayo de 2020

Y DESPUÉS...AMANECE EN LA RUTA

https://www.youtube.com/watch?v=puT-79fPTNk


Desperté escuchando la canción; y una fuerte opresión en mi cabeza, un casco que me ciñe las sienes. Es extraño, porque tuve un sueño extraño.
Ruta 40Los árboles se acercan rápidamente y cuando llegan a mí desaparecen como si nada. Después vienen más árboles…, y más. Una interminable fila; fantasmas surgiendo de la oscuridad, apostados al costado de la carretera, transportados por una cinta sinfín invisible.
Sueño que doy vueltas. Veo el cielo y la tierra, uno por vez. Y así muchas veces. No sé donde estoy. Pero recién sí lo sabía. Veo luces por delante, alumbrando la línea entrecortada, blanca, en medio del asfalto gris.  Y al costado todo negro, con el abismo más allá, quizá. Y los árboles, que aparecen y desaparecen vertiginosamente a medida que acelero.
Cómo cuando me zamarrean durante un sueño sereno en medio de la noche, así he despertado. Sólo que no era sereno y no sé si sería un sueño.
Hace calor, mucho calor. No sé porqué. Y el rostro me arde cómo asomado a la puerta del infierno. Es raro; aparte de dolor en la cabeza, calor en la cara, no siento nada más. Los brazos, las piernas, la ausencia completa. La posición de mi cuerpo, boca arriba, boca abajo, es igual. Vertical u horizontal, es lo mismo. ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?
A un lado veo el pequeño cuadro iluminado; sigo con mis ojos el haz que lo produce y veo el cielo, chiquito, limpio, sin nubes, azul; pero solo un pedazo. Me doy cuenta que es de día. Pero… cómo, ¿no estaba soñando? ¿Y de noche? ¿Por qué no me muevo? ¿Acaso no he despertado?

El claro de luz ha crecido. Empiezo a distinguir objetos alrededor, todo confuso y retorcido. Siento más calor aún…, pero solo en la cara. En ninguna otra parte del cuerpo, y que no logro mover. ¿Qué me pasa? ¿Qué hora es? ¿Dónde estaré?
Sospecho que no es sueño; y recuerdo… Pensaba, pienso. Querer ahorrar la noche de hotel, fue tacaño. Total, quedan cien kilómetros y he conducido durante mil quinientos; en hora y media a lo sumo, estaría allí.
Y recuerdo. El cartel al costado de la ruta, con el caballo de Troya luminoso centellando. “El Griego” me incitaba a detenerme. Pero… ¿para qué? Tengo sueño, mucho sueño. Estoy cerca, pronto llegaré a casa…, y dormiré.
Continúo recordando; a medida que aceleraba los árboles avanzaban más rápidamente hacia mí, si. ¿Pero qué árboles? La ruta es desierta; solo campo abierto, inmenso, silencioso. Y a la vera, un auto volcado, con fuego y conmigo en su interior. Y me quemo sin lograr moverme. Pero no hay dolor, solo ardor, en la cara.
Y al fin me dormí. Ahora continuaré descansando quién sabe cuánto tiempo, tal vez para siempre; porqué no puedo moverme. Y solo por cien kilómetros, estuve tacaño.